El conjunto sevillano llegó con muchas ganas al comienzo de la temporada. Habían conseguido ascender en un solo año y el nuevo proyecto deportivo se antojaba interesante. El trío Ollero-Maciá-Mel se las prometía muy felices pero ni mucho menos fue así. Llegando a navidades los tres ya no pertenecían a la disciplina verdiblanca.
Una más que regular planificación deportiva de Eduardo Macià con jugadores como Tarek, Digard, Van der Vaart o Van Wolfswinkel y la nula capacidad para deshacerse de individuos como Kadir o Vadillo con los que el míster no contaba, le condenaron. Su último movimiento fue el que colmó el vaso. El mediático fichaje de Leandro Damiao hizo que se rompieran los lazos entre el club y el director deportivo y acabó siendo echado de la entidad.
Como casi siempre, los problemas extra-deportivos llegan al terreno de juego y los resultados del equipo al final de la primera vuelta fueron muy lamentables. Pepe Mel no tenía idea alguna de cómo solucionar los cerca de diez partidos que se pasó el Real Betis sin ni siquiera tirar a puerta. Los jugadores no le respondieron pero él tampoco supo sacar nada a esta plantilla. Terminó siendo cesado del cargo por segunda vez casi consecutiva pero esta vez de manera mucho más fea, teniendo a la afición que tanto le ha querido en contra.
Cuando parecía que el equipo de Heliópolis iba a la deriva, llegó otra vez el salvador, el hombre de la casa: Juan Merino. De nuevo cogía las riendas de la plantilla como ya hiciese con gran éxito en segunda división y de nuevo los resultados fueron excelentes. Supo agrupar a los miembros pesados de la plantilla y reconducirlos, sacó partido a jugadores que con Mel no rendían como Pezzella, Vargas, Petros o Cejudo y tuvo la fortuna de encontrarse con dos regalitos que dejó el antiguo director deportivo: Martín Montoya y Charly Musonda. Sin un gran juego pero con una garra y esfuerzo enorme sacó a su Betis del precipicio del descenso.
Todo lo que hemos comentado se basa en aspectos puramente de club pero si nos centramos en lo visto en el césped, dos nombres sobresalen del resto: Antonio Adán y Rubén Castro. Han sido el sostén de este equipo en los momentos delicados cada uno en su función. El meta madrileño ha firmado su mejor campaña como profesional sin lugar a dudas salvando al Betis de varias derrotas y el de siempre, Rubén Castro, este año más sólo que nunca, otra vez se puso el traje de meter goles y con sus 19 tantos fue clave para salvar al equipo.
El final de curso también dejó momento para la emoción tras el anuncio de Jorge Molina de salir del club este verano. Seis temporadas ha defendido las trece barras con muchísimo orgullo y con gran rendimiento deportivo. La delantera formada por él y Rubén Castro siempre quedará para el recuerdo del beticismo sumando entre ambos unos 200 tantos. El séptimo máximo anotador de la historia del club siempre estará en el recuerdo de los que le disfrutaron.
En décima posición, con un nuevo proyecto ilusionante de la mano de Ángel Haro como presidente, Miguel Torrecilla como director deportivo y Gustavo Poyet como entrenador, el Betis espera con ambición el comienzo de la nueva temporada. Además, la entidad va progresando en ciertos aspectos de cara la afición con la construcción del nuevo Gol Sur y la cadena oficial del club, Betis TV. Esperamos contar en Sports Universe todo lo bueno que acontezca al Real Betis en la próxima liga. Su maravillosa afición se merece un equipo a su altura.
Redactado por Angélico Ruiz Mejías (@angelicorbb00).
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