Al Real Zaragoza se le presentaba en El Toralín una oportunidad de oro para colocarse a un solo punto del ascenso directo. Enfrente, un rival que se encontraba en puestos de descenso y que buscaría ponerle las cosas difíciles: la Ponferradina.
Primera parte insípida por parte de ambos conjuntos, aunque el Zaragoza dominó la posesión y creó la única ocasión de estos primeros cuarenta y cinco minutos. Dongou siguió demostrando su calidad y dejó varios detalles de crack.
La Ponferradina no conseguía generar peligro, pero defendía muy junta imposibilitando los ataques visitantes. El partido estaba en punto muerto. Ninguno de los dos equipos lograba encontrar a ese jugador que desatascara el marcador con una jugada. Nadie desequilibraba. Así, con una primera mitad que podríamos habernos saltado y no hubiera pasado nada, se llegaba al descanso con el 0-0 en el luminoso.
Ahora comenzaba lo bueno. Una frenética segunda mitad que tuvo los corazones de ambas aficiones al rojo vivo. La Ponferradina salió hiperactiva, ni comparación con los hombres que habían saltado al campo quince minutos antes. Eran otros distintos. Mordía, presionaban, combinaban. Esto pilló por sorpresa al Zaragoza, que salió a verlas venir.
La Ponfe dominó a su antojo, Acorán aparecía más por banda y hombres como Alan Baro o Aguza sacaban de manera brillante el balón desde atrás. El Zaragoza no daba señales de vida y los locales no tardarían en despertarle con un estímulo negativo.
El único jugador que se salvó de la quema y el cual mantuvo el resultado en empate fue Manu Herrera. El portero madrileño se lució de lo lindo bajo los palos. Primero, se la sacó a Raillo y luego, a Aguza. Ambos jugadores remataron completamente solos el marco blanquillo. Respuestas de mucho mérito de Manu.
Pero pasó lo que tenía que pasar. Se veía venir. El Zaragoza estaba jugando una lamentable segunda parte y la Ponferradina debía aprovecharlo. Tras un pelotazo arriba de la zaga local, Acorán le gana la partida a Rico y se la cruza a Manu Herrera, que esta vez no puedo hacer nada. Era el minuto 70 y los locales se adelantaban. 1-0. El partido en el bote para ellos.
Sin embargo, los cambios de Lluis Carreras y su arriesgada decisión de jugar con tres hombres atrás dieron sus frutos. En primer lugar, Ortí. El canterano fue directo desde el banquillo a lanzar una falta peligrosa. El resultado fue una gran parada de Santamaría, quien parece que sacó la pelota justo en la línea.
Ángel y Diamanka fueron los otros dos revulsivos. Resultaron fundamentales. Carreras pedía constantemente al senegalés que se abriera a la banda. Así, en un pase entre líneas de Erik Morán, quien volvió a demostrar su calidad, para Diamanka y un pase de la muerte de este al área pequeña, apareció, más listo que nadie, Ángel Rodríguez para poner las tablas en el marcador. 1-1 en el minuto 81. Así se llegó al final del encuentro.
Destacar la pésima actuación arbitral. Cuatro acciones discutibles en el partido. Tres a favor del Zaragoza y una beneficiosa para la Ponfe. Unas más claras que otras. Dos posibles penaltis cometidos sobre Dongou, un gol fantasma de falta de Ortí y un fuera de juego en contra de los locales que parece muy justo. Si hacemos una balanza, el arbitró perjudicó, claramente, al Real Zaragoza.
Al final, 1-1. Un punto que le sirve al Zaragoza para mantenerse en puestos de promoción y quedarse a 3 puntos del ascenso directo. Sin embargo, la Ponferradina seguirá en descenso una semana más. Oportunidad perdida para ambos conjuntos.
El Real Zaragoza tenía en su mano quedarse a 1 punto del ascenso directo, pero habrá que seguir remando. El resultado no es el esperado, pero este punto puede valer oro. Aun jugando una paupérrima segunda mitad, hemos conseguido sacar algo de El Toralín, contra un rival, no lo olvidemos, que se está jugando la vida.
Hemos perdido una oportunidad, pero hemos ganado un punto.
Redactado por Ricardo (@RicardoNuez)
No hay comentarios:
Publicar un comentario