martes, 10 de mayo de 2016

OPINIÓN| El pesimismo no es cosa de rojiblancos

Nunca lo fue y nunca lo será, los sufridores funcionamos a base de golpes duros. Los atléticos nunca fuimos víctimas del pesimismo, la queja fácil la dejamos para otros. Hace tres días nos estábamos jugando la Liga y un Levante ya descendido nos condenó a morir. Pero no es cosa de rojiblancos desanimarse, demasiado lejos hemos llegado para tumbar los ánimos ahora. Nuestra meta ahora está en Milán.



El colchonero ya soñaba con un final de temporada así, el destino nos permitió ser soñadores y a eso no le hicimos feos nosotros. Nos gusta mirar más allá de la utopía y pocos pueden decir que no nos hemos ganado el derecho a soñar. Nunca hemos dejado ni dejaremos de creer y, por mucho que la guerra esté aún en juego, el buen luchador no tira nunca la toalla. Somos víctimas de aquello que nos hace daño, si sufrir es malo deberíamos estar en la tumba hace ya mucho.

Hace 42 años que tenemos algo pendiente, Europa no nos debe una Champions, somos nosotros los que le debemos una Champions a Europa. Ya fueron dos veces las que nos fuimos sin coger el cambio y dejando mucha propina, y encima con el postre a la mitad. Si bien, los sueños guían nuestra lucha, nuestro sueño es darle a Europa esa Champions que merecemos. El fútbol no es cosa de supersticiones, pues las casualidades se juegan sobre el césped y con un balón en los pies. Pero los atléticos tenemos una corazonada y vamos a alentar a los guerreros como siempre lo hemos hecho.


He de recordar la gran hazaña que logró el Atlético de Madrid y que ningún equipo había logrado de tal manera, aunque algunos hubieran tratado de acercarse. Cuando España y el mundo entero gritaban eso de "La Liga es cosa de dos" hizo aparición un héroe enmascarado y con una capa rojiblanca. El Atleti llegó para quedarse y, aunque muchos lo quisieran lejos de la gloria, alzó un trofeo que parecía inalcanzable y acabó con el biclasicismo que se respiraba en esta liga. Para colmo, el destino ha querido que sigamos en lo más alto, de dónde nuestra intención es no bajar. Un discurso que puede sonar raro a cualquier simpatizante de otro equipo, pero que a un rojiblanco le coge muy de cerca.

Si el fútbol nació para ser bonito, lo hizo en gran parte para que el Atlético fuera la mayor pasión de muchos. Las barras de colores nos enseñaron un espíritu de fidelidad incondicional que hemos sabido respetar de una manera señorial. Ni el más grande de los terremotos puede derrocar el sentimiento que se respira en el Calderón y más allá de él. Somos simpatizantes de la pelea sana y de un sufrimiento arraigado a nuestras entrañas. Los del Atleti hemos nacido para ser del Atleti, somos así por naturaleza y por ello no solo somos atléticos en el fútbol, sino también en vida. Luchadores, sufridores, perseverantes, trabajadores y, por encima de todo, soñadores; ya es hora de dejar atrás el mote de 'El Pupas'.

Manzanares se levanta al grito de "Nunca dejes de creer", una frase que se ha convertido ya en filosofía de vida. Creyentes en una pasión interminable, en un camino de espinos que vamos superando con cada paso. Por todo esto y mucho más, señores 'no colchoneros', ustedes no lo pueden entender. Los amores de verdad son eternos y éste es el mío. A todos los que nos odian, les aseguro que nosotros no vamos a caer, nunca psicológicamente; el pesimismo no es cosa de rojiblancos. 


Redactado por Alberto García Martínez (@Albertitogmlc)

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