El Getafe no pudo vencer a un permisivo Valencia, que alardeó de pegada (2-2)
Era una tarde para soñar en los aledaños del Coliseum Alfonso Pérez, y más con la última victoria que el equipo había cosechado en Anoeta, que rompía una paupérrima racha de 13 encuentros sin ganar. Los 3 puntos de San Sebastián supusieron un rayo de esperanza al que todos los aficionados del Getafe se agarraron sin dudarlo. Ayer, el Coliseum se vestía de gala, contradiciendo firmemente a aquellos que dicen que el Getafe no tiene apenas afición. Levante y Sporting habían pinchado, dejando al Getafe una oportunidad única en bandeja. Enfrente, el Valencia, que ejerció el papel de juez en el "caso descenso"
En los primeros compases de partido, el mediocampismo se hizo patente en el césped. Demasiado en juego para el Getafe, que dudaba en irse al ataque, y prefirió tantear primero a su rival, el Valencia. Ambos equipos se midierón mutuamente, y fue el Getafe quien rompió el hielo en el minuto 9 con una ocasión de Pedro León. El Getafe, con poco, había conseguido desarbolar al Valencia y fue entonces cuando el equipo azulón se subió en una lanzadera en la que estuvo todo el partido. A la media hora de juego comenzó el monólogo azulón, que dispuso de dos ocasiones en menos de 3 minutos, incluido un larguero de Pedro León que apunto estuvo de sorprender a Alves.
Por suerte para el Valencia, llegó el descanso. El Getafe había sometido a los chés en los últimos minutos y el conjunto de Paco Ayestarán pedía a gritos el intermedio. EL Coliseum estaba experimentando sentimientos encontrados, por una parte emoción ante el juego de su equipo, pero por otra parte la posibilidad de que el Valencia hiciese gol en alguna jugada aislada. Y así fue. Al Valencia le sentó muy bien el descanso, y una falta lanzada por Parejo al borde del área limpió las telarañas de la meta de Guaita para hacer el primero, asentando una puñalada que parecía letal para el Getafe. El autor del gol no lo celebró, recordando sus años de azulón, y entendiendo y compadeciéndose del drama que se vivía en el Coliseum.
Al Getafe no le quedaba otra, creer y más creer, y así llegó la remontada, con goles de Medrán y Stefan, que contaron con la inmejorable ayuda de los defensas chés, que se mostraron sospechosamente pasivos. Tras el zarpazo, el Getafe pudo matar, pero pecó de falta de puntería, haciendo sufrir más de la cuenta a su afición. Y llegó aquella fatídica jugada. Sarabia la pierde en la frontal del área y el cuero cae para Negredo. El tiburón se zafa de los centrales del Getafe y cede para que Alcácer culmine solo ante Guaita. Otro exgetafense, esta vez Alcácer, verdugo de su antiguo club. El Coliseum volvía a descender en una lanzadera que le había catapultado al cielo.
El 3-2 pudo llegar en una doble oportunidad que supuso la última jugada del choque, pero el coloso Alves, que después pidió perdón a la afición del Getafe por su espectacular partido, detuvo toda intentona local. Duro golpe el que se dio el Getafe ayer contra su cruda realidad, que lo stúa 18 en la clasificación. Los de Esnáider deben ganarlo casi todo para continuar otro año más en la élite, una gesta que cada vez se antoja más difícil. Por otra parte, el Valencia continúa en su particular escalada y ya es 8.
Redactado por @chiky_DMG18.
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