Los tantos de las dos estrellas verdiblancas en la segunda mitad valieron para darle la vuelta al partido pese a la gran primera parte de los asturianos.
Mañana perfecta de fútbol en Gijón donde se medían dos equipos recién ascendidos y unidos por un sentimiento en común. Las ayudas del Betis en temporadas anteriores para que el Sporting consiguiese sus objetivos han contribuido a ser un caldo de cultivo para que este encuentro sea el modelo perfecto para el Fair Play entre aficiones. El ambiente que se respiraba se contagió al césped, hasta tal punto que asturianos y andaluces decidieron repartirse un tiempo cada uno. El primero para los locales. Y el segundo para los visitantes. Adán y Rubén Castro serían los que sellasen los tres puntos para un Real Betis que, hasta hoy, solo había conseguido ganar en uno de sus 25 desplazamientos a Primera División.
El Sporting de Gijón se olvidó del hermanamiento cuando Martínez Munuera indicó el inicio del encuentro. A los diez minutos de juego, los rojiblancos ya acumulaban un larguero, un gol anulado, cuatro remates, cuatro centros al área y cuatro saques de esquina, aparte de una jugada polémica dentro del área por manos de Piccini. Carlos Castro abriría las hostilidades marcando un tanto que fue anulado por claro fuera de juego. Lo intentó el delantero topándose además con los centrales, Halilovic desde lejos y, sobre todo, Jony en un remate que buscaba peligrosamente la escuadra y que Adán se encargó de desbaratar a una mano repeliendo al larguero.
Todo ello fue la antesala al primer tanto del encuentro. Pasado el cuarto de hora, Halilovic se fue de Álvaro Cejudo y Portillo, llegar hasta el centro y asistir dentro del área a Carlos Castro. El ariete se revolvía en las narices de Westermann y fusilaba sin piedad a Adán. Estallaba El Molinón. Por fin veía marcar a su equipo en Primera. Ha sido el penúltimo en hacerlo en la liga española, y el antepenúltimo de las cinco grandes ligas europeas. Solo el Málaga y el Ingoldstadt faltan por estrenarse en sus respectivos campos.
El Real Betis no existía, parecía noqueado por las circunstancias, y perdía la mayoría de los duelos en el centro del campo. El que más participó fue Piccini que no paró de incordiar por la banda derecha. La primera aproximación clara de peligro llegó por su banda pero Joaquín en el primer palo no desvió lo suficiente con la punterita. Corría el minuto 25 y, acto seguido, todavía con gramos de fuerza en las piernas, respondían los asturianos. Gran cambio de sentido ante la llegada de Álex Menéndez que centraba al área, el rechace del defensor le llegaba a su posición que, con su pierna mala, originaba de nuevo el lucimiento de Adán.
En el último cuarto de hora antes del descanso, con todo el esfuerzo realizado, los rojiblancos se atrincheraron y, entonces sí, el Real Betis dominó. Pero fue una posesión roma, escasa de profundidad, con una sola opción manifiesta para empatar. Álvaro Cejudo viajó de fuera a dentro por la frontal, Varela empalmó, rechazó Alberto, no llegó Rubén Castro de milagro, no controló bien Portillo y, finalmente, el propio Álvaro Cejudo a las manos del portero. Sería la transición para el paisaje diferente que veríamos en la segunda mitad.
El cambio fue radical. En cuarto de hora, a Rubén Castro le dio tiempo a asistir y a marcar. Desde que juega con el Betis en Primera ha contribuido en 61 de los 205 goles marcados por los de la Avenida de La Palmera (47 tantos y 14 asistencias, también el que más superando a Beñat Etxebarría, 13). Ambos tantos fueron regalos de la defensa del Sporting. En el primero, Álvaro Cejudo le robaba la cartera a Isma López para mirar hacia el otro lado y buscar a Rubén Castro que, con la cabeza, servía en bandeja el tanto a Joaquín, que volvía a marcar con el escudo de las 13 barras nueve años después. Poco después, era el turno de Meré que, en un balón intencionadamente bombeado por Adán, no acertaba con la cabeza dejándosela franca al canario que fusilaba tras tocar el balón en el larguero. De los cinco tantos en Liga, Rubén Castro ha participado en cuatro (tres goles y una asistencia).
Intentaron reaccionar los de Mareo. Tras el primero ya lo hizo Jony, pero volvió a tocar Adán. Y tras el segundo, lo hizo Carlos Castro después de una individualidad de Guerrero que acababa de saltar. El denominador común de esas ocasiones fueron las intervenciones de Adán. Sumó nueve en el cómputo global. Solo Carlos Kameni en el Camp Nou ha tenido una actuación más estelar en esta liga (12). Y solo el portero del Málaga (28) ha parado más en esta liga que el mejoreño (25).
Por lo demás, la mañana transcurría entre las muchas variaciones tácticas hasta la finalización del encuentro y que constaron básicamente en la aglomeración en el centro del campo. Una de ellas fue la sustitución de Joaquín, que se marchó aplaudido. El del Puerto de Santa María completó con acierto sus 23 pases en la primera mitad. En el ocaso, el Sporting lo intentó con más corazón que cabeza. Guerrero tuvo la más clara pero su disparo de volea se estampó en el lateral de la red. Antes y después, los béticos podrían haber sentenciado si Westermann de cabeza y Jorge Molina con el pie, ambos solos y sin oposición, no hubiesen fallado lo infallable.
Al final, decepción en Gijón que sigue sin ganar a su equipo, y satisfacción en las filas verdolagas, porque una jornada más seguirán por encima de su eterno rival: el Sevilla, nexo de unión indiscutible que ha hermanado a estas dos aficiones.
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