La selección belga, llamada a ser la revelación del presente Mundial, sufre para remontar un tanto inicial de Feghouli. Las entradas de Fellaini y Mertens fueron claves, con un tanto cada uno.
Los dos hombres del partido, Mertens y Fellaini |
En el estadio Mineirao de Belo Horizonte se veían las caras Bélgica y Argelia, en un duelo que abriría el grupo H del Mundial. Una cita marcada en rojo para todo buen belga, ya que su selección volvía a participar en un campeonato del mundo tras 12 años de espera. La última participación fue en el Mundial de 2002 de Corea del Sur y Japón, donde cayeron en octavos. Por su parte, Argelia volvía a un Mundial, ya que también jugaron el de 2010 en Sudáfrica.
Debut truncado
Con muchas esperanzas puestas en la generación belga, casi todo el mundo se esperaba ver a la Bélgica de la fase de clasificación, de juego vistoso y ofensivo, buscando siempre puerta. Sin embargo, no todo empieza como a uno le gusta, y enfrente tenían a una rocosa selección argelina que pronto colocó su muro y preparaba a sus "zorros" para salir a la contra. Bélgica, que no contaba con Fellaini entre los titulares (probablemente por su mala temporada con el United) y sí con Dembelé acompañando a Witsel en el medio campo, no pudo ni tan siquiera meterse en el área. La circulación de balón era lenta, Hazard estaba muy bien vigilado entre otros por un gran Medjani y los argelinos se ayudaban en defensa constantemente. Solo los tiros lejanos de Witsel generaban algo de peligro a M'Bohli, que se mostró con solvencia durante el partido.
Agazapados esperaban los argelinos algún error belga, y una mala subida de Alderweireld propició un centro desde la derecha de Mahrez al segundo palo, donde Vertonghen derribaba a Feghouli dentro del área tras ganarle este último la espalda. El futbolista del Tottenham veía la amarilla y Feghouli transformaba el penalti al engañar a Courtois en el lanzamiento. Se le torcían las cosas a los belgas con el 1-0 en el minuto 25. Pudo aumentar su renta Argelia con un cabezazo tras un córner, pero el plan de los norteafricanos estaba claro: con la ventaja en el marcador, defensa a ultranza, controlando a hombres de mucho peligro como Hazard o Lukaku.
Instantánea del momento del penalti. |
Resurrección
Ya en la segunda mitad, Bélgica se veía con el control de la pelota pero no del partido, que estaba en Argelia, con un gran repliegue y un electrizante Feghouli. El combinado de Wilmotts no ofrecía alternativas de medio campo hacia adelante, y el peligro era escaso. Ni corto ni perezoso, Wilmotts comenzó a mover ficha, y con gran acierto. Ya había entrado Mertens por Chadli en el descanso, y más tarde entrarían el joven y potente Origi por Lukaku y Fellaini por Dembelé. Los cambios dieron su fruto. Bélgica ya sí entrañaba más peligro con el balón, hasta ese momento frenado por el muro argelino y M'Bohli.
En el minuto 70 llegaría el empate, tras un gran centro desde la derecha de De Bruyne y un cabezazo espléndido de Fellaini, que nada más entrar se colocaba detrás de Origi, casi de nueve, para intentar conectar con su gran envergadura algún centro. Así que fue y su cabezazo, tras tocar en el larguero, se convirtió en gol. El tanto desmelenaría a Bélgica, que buscaba portería con mayor asiduidad, y desmenuzaba el plan de Argelia, que había acusado el bajón físico y las molestias de Medjani. Diez minutos más tarde, una contra de Bélgica dirigida por Hazard acabaría en gol. El futbolista del Chelsea veía la incorporación de Mertens por la otra banda, el cual entró en el área y fusiló a M'Bohli con un gran disparo.
Los belgas consumaban con el 2-1 la remontada y debutaban con triunfo en el Mundial, frente a una Argelia que le causó mucho sufrimiento y que tiene la obligación de ganar sus otros dos partidos si quiere seguir viva.
Informa: Dani Ramos Barragán. Sígueme en Twitter: @DaniViller.
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