Como lleva siendo toda la Eurocopa, esperábamos un partido defensivo por parte de ambos equipos, donde los pequeños detalles decidieran el partido, y donde la solidez en defensa fuera el mejor recurso de seguridad. A pesar de lo que pudieran pensar los espectadores, el partido visto esta tarde, ha sido el mejor de lo que llevamos de octavos y sin duda alguna, uno de los más emocionantes de la Eurocopa.
Irlanda buscaba venganza, la última vez que se enfrentaron a Francia en un partido oficial, la mano de Thiery Henry les llevo a la ruina mientras que a los galos les llevó a la gloria; y por ello, los isleños fueron a por el partido desde el minuto 1, el cual, metieron gol de penalti tras un arroyo de Pogba a Long. Brady arrancaría el marcador y Llorís se encargó durante la primera parte de que el resultado no se multiplicara. Siempre hay sorpresas en el fútbol, la verdad es que nadie se esperaba que la anfitriona estuviera siendo barrida por una selección que es relativamente inferior. Por ello, al llegar al ecuador del partido, los galos respiraron, porque iban a tener tiempo de descansar y poder romper el partido.
Deschamps tuvo que dar una charla seria a sus jugadores en los vestuarios de Lyon, pues los roles del partido se intercambiaron totalmente, ahora Francia era la que dominaba, ahora Francia sí iba a por el partido. Y de todos los que fueron a por este destacó uno, Antoine Griezmann. El delantero rojiblanco dio un recital ofensivo ante Irlanda; primero con un magistral cabezazo que dio el empate a los suyos, y más tarde un mano a mano que no falló y envió al fondo de las mallas. Por si era poco, Griezmann hizo infelices por completo a la hinchada rival provocando la expulsión de Duffy y dando por acabado el partido.
Sabíamos que Francia tenía un equipazo, pero no sabíamos que tenía dos caras, la del desastre y la de la gloria, pero sabemos que hoy Francia ha sido Griezmann y 10 más.
Redactado por Juan Gil de Peralta (@juan_gil_13)
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