jueves, 28 de abril de 2016

Atlético 1-0 Bayern: El Calderón impone su ley

El Atlético toma ventaja en la lucha por llegar a Milán gracias a un golazo de Saúl

El Calderón resucitó su magia, ese señorío que deja estupefacto a cualquiera que pisa el césped de un coliseo único. Único por su afición, único por su equipo, único por su ambiente, único por su ubicación, único por su color, único por ser un templo. Único porque el Atleti impone allí su ley, su única ley. El Calderón tiene una sola ley y esa ley es su Atleti.

Saúl puso su granito de arena al sueño y lo hizo con un golazo de campeonato, a los ojos de Del Bosque y de su majestad Felipe VI. No faltó el sufrimiento en el duelo, pero el Atlético supo dominarlo como de costumbre, ganando con el sello de la casa, esa innata intensidad que amansa a las bestias. El Bayern no es la primera bestia que cae en el Calderón en lo que va de Champions, también lo hizo el Barça y solo el Benfica salió en pié de aquella olla a presión, allá por el mes de septiembre.

Desde el primer minuto apretó el conjunto rojiblanco, sabían lo que querían y lo persiguieron con un coraje prodigioso. Comenzó avisando el combinado local, sin embargo el Bayern no hizo caso a las alertas y terminó pagándolo de la peor manera. Corría el minuto 11 cuando Saúl recibió un balón en feudo bávaro y arrancó a galope para comenzar un sensacional dribling. Cayeron 3 de inicio, a Saúl se le abría un camino de rosas en el cual nadie supo frenar al canterano y éste, entre dos dos zagueros, peinó el esférico al palo derecho de Neuer con una precisión milimétrica para materializar un gol de película. Era el primer grito de gloria de la noche.

El camino sería escarpado para ambos equipos, aunque la cosa fue todo lo contrario de lo esperado, al final fueron los alemanes los agresivos. En repetidas ocasiones repartieron leña y el árbitro les avisó con calma. La primera parte tuvo color rojiblanco, el Bayern no supo tratar con el Atleti y llegaríamos al ecuador con las espadas en todo lo alto.

Sin embargo, Guardiola pasó un corrector a los suyos en vestuarios y el cambio fue muy notable. En lado visitante comenzó a correr la sangre de una bestia que ansiaba encontrar diana. Tales eran el ímpetu y las ganas de anotar que Alaba no se cortó ni un pelo a la hora de disparar un cohete a cuarenta metros de la meta. Por suerte para el Atlético, todo quedó en un susto y el larguero escupió el terrible disparo.

Los germanos siguieron calentando motores hasta que la propia inercia del tiempo diminuyó su ambición ligeramente. En una de estas aprovechó el cuadro madrileño para sorprender, Griezmann recibió el cuero y encaró con él a la defensa hasta dejar a Torres con un solo obstáculo más la portería. El 'niño' recortó y estampó su apetito con el poste, Koke acudió al rechace pero la regaló a las manos de Neuer.

El Bayern hacía cambios con el objetivo de hallar un revulsivo, a lo que el Cholo se mostró impasible y no incorporó a nadie nuevo. Los de Guardiola continuaron recibiendo cartulinas por infracciones y, cuando al fin le llegó el único relevo al Atlético, el autor del gol fue amonestado antes de ser sustituido.

Por mucho que Europa se empeñara en ver caer al Atleti, el héroe triunfó a su manera, sufriendo sanamente un duelo que estaba destinado a ganar desde que Saúl pusiera su firma en el electrónico. Ni el descuento pudo evitar el triunfo del luchador, y el Calderón volvía a guardar en su recuerdo otra mágica noche de fiesta. Con la ley del Calderón ya impuesta, a la vuelta de la esquina espera Munich.


Redactado por Alberto García Martínez (@Albertitogmlc)

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