miércoles, 13 de enero de 2016

Sevilla 4-0 Betis: El Sevilla irrumpe y el Betis se hunde

El Betis sigue sin encarrilar el tren de la temporada, esta vez fue el eterno rival el encargado de pasar reconocimiento a la avería verdiblanca. 


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Se habla de avería, un equipo que no logra combatir su crisis, primera gran debacle de la temporada, ni Merino pudo evitarlo. Al otro lado la cara alegre de la ciudad, un Sevilla que destrozó al equipo de la Palmera, se llevo el partido goleando y dejo un recado al rival derribado. El resultado: seis goles a cero en el global y una palmadita en la espalda.

El Sevilla sacó los colores al Betis en un derbi sin arco iris para los de Merino. Un bando entero, apoyado por su afición se impuso, por encima de cualquier cuenta pendiente que restara tras la ida, en un duelo que para nada recordó a enfrentamientos anteriores. Si algo quedó claro es que Nervión está tomando cada vez más poder, y el rival está perdiendo renombre día tras día.

Las trece barras del escudo depositadas, cual fortuna, en el debutante provisional; la afición verdiblanca declaraba el poco optimismo, pero no era un buen día para el beticismo, Reyes se encargo de mutilar las esperanzas y comenzar una noche de pesadilla para los pocos que acudieron al Pizjuán. Tres minutos duraría el sueño, el sevillano remato de cabeza en línea de gol y Adán no pudo hacer nada. La plantilla bética comenzó a hundirse en el pozo, media hora después vieron el segundo, cuando Rami se encontró un balón y el carril central del área vacío para buscar la pegada y anotar. Menos mal que el ecuador relajó un poco los ánimos palanganas, al menos sobre el campo, ya que en la grada la fiesta prosiguió incansable.

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El Pizjuán no callaba e hizo falta la incorporación de Gameiro para que acabara el cuento de la segunda mitad. Como el rey Midas, lo primero que tocó lo convirtió en oro, se quedó solo ante Adán y no desperdiciaría la oportunidad, batiéndolo por bajo. Seguían aumentando los decibelios, el sevillismo quería más, sacaba de sus casillas al rival y, a su vez, se daba un baño de placeres. Kakuta juzgó el punto final del encuentro, tiki-taka y gol, de esta manera proclamaba el Sevilla su dictadura. Por un lado aires de auxiliado y por otro, más bien, de auxilio; un Betis tocado y hundido, un Sevilla eufórico y aclamado.

Redactado por Alberto García Martínez (@Albertitogmlc)

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