martes, 2 de septiembre de 2014

SERIE A - En busca de un legado


Como ya es costumbre, el Calcio ha sido el último en volver a nuestras ajetreadas vidas. Casi no nos hemos dado cuenta, puesto que tras un Mundial el síndrome de abstinencia nos hace olvidar que el fútbol existe hasta que empiezan las Supercopas nacionales o europeas. La Serie A sigue teniendo a los mismos favoritos de siempre. También el mismo objetivo. Mientras un fútbol que otrora fue referencia se lame hoy todas sus heridas ansiando recuperar grandeza, Juventus y Roma tienen este año una responsabilidad grande en la Champions League. Ya perdieron los transalpinos esa cuarta plaza en la máxima competición europea hace unas temporadas en favor de la Bundesliga, campeonato remozado y al alza. 

Con la eliminación del Nápoles a manos del Athletic en el fastuoso San Mamés, muy bien lo tendrán que el campeón y el subcampeón domésticos para evitar que la Ligue 1, la Liga Zon Sagres o la Eredivisie amenacen un ya de por sí maltrecho estatus. Véase coeficiente Uefa.

Parece difícil, no obstante, que el resto les acompañen en tal empresa. El Nápoles, como decíamos, cae a la Europa League este año. Parece una competición menor, aunque el hecho de que el vencedor tenga plaza directa en la Liga de Campeones 2015-16 resulta goloso para cualquiera. El resto sobrevive a base de operaciones extrañas, repescando viejas glorias o futbolistas de clase media, como los equipos de Milán (M'Vila, Menez, Medel, Álex, Torres...), o vendiendo a sus jugadores de referencia a ligas que hace años tenían a Italia como espejo en que mirarse. Una década atrás, hubiera resultado extraño que los mejores jugadores de un equipo la zona media-alta (como lo fue el Torino en la 13-14) fueran reclutados por el subcampeón alemán o un campeón de nuevo cuño como el Atleti antes que irse a los grandes del país.


Hablando ya del juego en sí, ese Torino-Inter de la primera jornada es una postal de lo que es hoy día un partido en Italia. Un cero a cero con pocas cosas por rescatar. Un empate a poco protagonizado por una amplia mayoría de jugadores mediocres. Y los que aportan algo de luz, cercenados en sus funciones por entrenadores como Mazzarri. Incluso a Nemanja Vidic, central de referencia en la última época, le dio por autoexpulsarse de manera pueril en su debut, ya cuando el descuento tocaba a su fin.

Vemos también a un Milan que parte de la nada y que tendrá como objetivo mejorar el año pasado. No parece difícil tras el páramo del cual proviene. Más con los fichajes de un buen portero como Diego López, un atacante como Jeremy Menez, la cesión de Fernando Torres  o la recuperación de El Sharaawy. Tiene margen para mejorar. Eso, más lo que ya tenía (Montolivo, Honda o Poli) es una decente materia prima. Ya sin Ballotelli, todo será más taimado en el costado rojinegro de El Duomo. De momento, y aunque sirva de poco, los de Inzaghi son el primer líder del curso. Y aún podría llegar Van Ginkel, otro futbolista de enjundia.

Como se apuntaba, los dos equipos punteros son la gran esperanza. Pese a que la Roma ha perdido en los últimos días a Benatia, se ha reforzado con por vía helena, representada en dos defensas que, al igual que los capitalinos, siguen progresando y mejorando. Manolas y Holebas eran dos desconocidos hace un año. Pero de la mano de Míchel en Olympiakos y de un Mundial que enseñó al planeta su evolución, hoy parecen dos refuerzos de garantías para un conjunto que representa, sin atisbo de duda, el proyecto más sano de toda Italia. A los griegos hay que añadir la incorporación de Iturbe, que se une a las buenas sensaciones que dejó Gervinho la temporada pasada. El marfileño vive a gusto bajo el paraguas de Rudy García, un entrenador que siempre supo exprimir esa punta de velocidad que hoy en día cuesta de ver por Italia. Y, cómo no, también el sempiterno Totti tendrá algo que decir. 
Viéndole jugar uno tiene la sensación de que jugará hasta que quiera.

La Juve, por su parte, es una X por despejar. Y no por no haber fichado nada despampanante, que también. Su problema es la marcha de Antonio Conte. El titular que dejó el piamontés a su marcha, reconociendo que no se puede ir a comer a un restaurante de cinco tenedores con 10€, deja a las claras que la entidad de la Fiat es un gigante con pies de barro, con una economía por debajo de sus aspiraciones. Un equipo sólido pero que ya hace años que da la sensación de estar mal acabado.

Pero no todo son desgracias en el país de la bota. Sigue habiendo Candrevas, Lodis y Bergessios. Sigue habiendo propuestas como la del Parma, un equipo que decidió volver de la muerte tras haber tocado el cielo, pero esta vez basándose en la honradez de sus dirigentes. O Di Natales. El longevo goleador come aparte. Si el pasado mes de mayo estaba jugando el que por entonces era su último partido en el fútbol profesional, ayer estaba de nuevo en el Friuli percutiendo las redes de dos en dos. Otra bocanada de aire fresco es la de Simone Zaza. El atacante de cabeza rapada y barba cerrada y tupida nos regaló ayer un empalme delicioso. Magnífica postal para estrenar la internacionalidad con la azzurra. Y precisamente en el equipo nacional hay otra buena nueva. Todo lo que pierde la Vecchia Signora con la marcha de Antonio Conte lo gana la selección.


Desde luego, la mezcla entre italianos y balón siempre ha dado resultados a tener en cuenta, para bien o para mal. Un pueblo latino, de sangre caliente, con ese peculiar y desenfadado modo de ver la vida y que, no obstante, se toma tan en serio este deporte. Un deporte que en su día sublimó con una táctica llamada Catenaccio. Una apuesta férrea y encorsetada, muy lejos del entusiasmo italiano, y que hoy se antoja desfasada. Todo muy contradictorio. Y digno de estudio, sin duda.

Hasta aquí los ecos de la primera jornada. Quizá crean que nos hemos olvidado de la Fiore o de su tendencia por fichar jugadores livianos. El último, Marko Marin. O de la Lazio, un equipo que parece sobrevivir atenazado por la poca valentía de sus entrenadores. De todo esto y más les hablaremos en las próximas fechas. De momento, el Calcio está de vuelta. Esperemos que lo haya hecho para quedarse. La aristocracia del fútbol europeo lo echa menos.


Albert Valor Jiménez
(@PLF_2008)

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